Vinos de Zamora
Zamora en cada copa: un viaje al corazón de sus vinos
La provincia de Zamora puede presumir de poseer una riqueza extraordinaria, no sólo en el ámbito paisajístico, histórico o artístico, sino también en el vitivinícola. Cuenta con tres Denominaciones de Origen: Toro, Arribes y Tierra del Vino de Zamora, además de una Denominación de Origen Protegida: Valles de Benavente.
Hoy en día, el cultivo de la vid se extiende por 87 municipios, con más de 17.000 hectáreas dedicadas al viñedo. Esto convierte a Zamora en una zona vitivinícola de gran valor, tanto por sus variedades como por la calidad de sus vinos.
Descubrir la provincia a partir de sus vinos es posible a través de sus rutas enológicas, propuestas que pretenden dar a conocer sus bodegas, tipos de vino, zonas de viñedos y mucho más.
Rutas Enológicas
La Denominación de Origen Arribes es un caso singular en el que una comarca vinícola coincide con un espacio protegido: el Parque Natural de Arribes del Duero. Con un relieve accidentado, condicionado por el encajonamiento del río y las grandes moles de masa granítica que emergen del suelo, sus condiciones climáticas son peculiarmente diferentes a las de otras denominaciones zamoranas. A ello hay que sumar otra diferenciación: la variedad de uva empleada.
La D.O. Arribes cuenta con unas 450 hectáreas inscritas, aunque hay más de 3.000 que aún no se han incorporado, y se desarrolla en localidades como las de Pino del Oro, Villadepera, Villalcampo, Moral de Sayago, Badilla, Fariza, Mámoles, Fornillos de Fermoselle y Fermoselle.
La historia del vino de Fermoselle tiene varios siglos de historia y debe su empuje, principalmente, a los problemas que tuvo en el siglo XVI para venderse en Zamora, ya que competía con los vinos de la Tierra del Vino. Por eso, su destino más natural fue Portugal, donde incluso llegó a participar en la elaboración del vino de Oporto.
Hacia 1950, el viñedo vivió un buen momento de crecimiento, pero poco después comenzó a decaer debido a la emigración y a las dificultades del terreno. Hoy en día, la D.O. Arribes busca aflorar de nuevo y ser reconocida por su peculiaridad de cultivo en un territorio con mucho potencial natural, turístico y gastronómico.
Aunque las variedades tradicionales han sido más de 40, debido a la bondad del clima, las aceptadas en la D.O. han sido muchas menos:
- Tintos: La autóctona de los Arribes, la Juan García, la Rufete; y, en menor medida, la Tempranillo y la Garnacha.
- Blancos: la Malvasía Blanca, como principal, Verdejo y Albillo, como complementarias.
Los vinos de la tierra han maridado con carnes de Sayago, el queso de oveja, el cabrito o el hornazo, el rey en cualquier comida campestre.
La ruta de la D.O. Arribes discurre entre las provincias de Zamora y Salamanca y tiene como parada obligatoria las siguientes localidades:
En Zamora:
- En Fermoselle, puedes visitar la Bodega Cooperativa Virgen de la Bandera, las Bodegas Ocellum Durii y la Hacienda Durius Valle del Duero.
- En Fornillos de Fermoselle, La Setera y Almaroja.
En Salamanca:
- En Villarino de los Aires se ubica la Bodega Viña Romana.
- En Pereña de la Ribera, las Gavias y la moderna Bodega de Ribera de Pelazas.
- En Corporario, encontrarás la bodega de Arribes del Duero Sociedad Cooperativa.
- En Aldeadávila, la Bodega San Francisco Torollo.
- En Ahigal de los Aceiteros, la Bodega Quinta las Velas.
- En Lumbrales está la Bodega Casita Viñador.
D.O. ARRIBES:
Un Espacio Natural Único
Si existe una zona de la provincia donde se marca más la huella de la viticultura, ésa es sin duda la comarca de los Arribes zamoranos.
Enmarcada en un paisaje natural tan imponente como el de los Arribes del Duero, en esta tierra las viñas se apoderan de las laderas formando los tradicionales bancales donde se cultiva la vid. Esto se debe a su peculiar clima mediterráneo, tan apto para el desarrollo de la uva como de otras especies como el olivo, el almendro o incluso los cítricos.
A pesar de extenderse en un entorno de terrazas empinadas y suelos difíciles de trabajar, los cultivos tradicionales siguen vivos, y poco a poco van dando paso a explotaciones más modernas.
El microclima de la zona, con inviernos suaves y veranos cálidos crea unas condiciones ideales para el cultivo de la vid, lo que convierte a los Arribes en una tierra con gran potencial enológico y paisajístico, perfecta para descubrir con calma. Complementar la visita de los viñedos con viajes fluviales en barco permitirá conocer uno de los espacios naturales más sorprendentes de la provincia, el Parque Natural Arribes del Duero.